Daniele es un joven de Sant'Erasmo, una isla a orillas de la Laguna de Venecia. Vive de su ingenio, aislado incluso de su grupo de compañeros, que se dedican a explorar una existencia de búsqueda de placer expresada en el culto al barchino (lancha a motor). Esta obsesión se centra en la construcción de motores cada vez más potentes para transformar las pequeñas lanchas de la laguna en peligrosos barcos de carreras. También Daniele sueña con un barchino de récord, que le lleve a lo más alto de la tabla de clasificación, pero todo lo que hace para favorecer su sueño y ganarse el respeto de los demás resulta trágicamente contraproducente. La decadencia que erosiona las relaciones, el entorno y las costumbres de una generación desarraigada se observa desde la perspectiva intemporal del paisaje veneciano y de su periferia insular: El punto de no retorno es un relato insensato de iniciación masculina. Violento y destinado al fracaso, estalla arrastrando a la ciudad fantasma a un naufragio psicodélico.