Reseña by Fernando Iradier: Big Star: Nothing can hurt me.


Corría el año 1972. Los estadounidenses Big Star parecían tenerlo todo a su favor para arrasar allí donde sonase su primer disco: Una colección de canciones estupendas, el apoyo de una discográfica, una gran portada… Sin embargo, no lo hicieron. El suyo es uno de esos grupos que pudieron haber sido grandes pero se quedaron en el camino. Eso no les impidió convertirse en obligada referencia para muchas otras bandas que triunfaron décadas más tarde. Con la ayuda de una ingente cantidad de materiales de archivo, los documentalistas Drew DeNicola y Olivia Mori han rememorado cronológicamente la trayectoria vital de estos chicos de Memphis, desde los años del declive de la cultura hippie hasta nuestros días, a través de innumerables productores, compañías y anécdotas. Lo cierto es que su película es tan densa e interesante que trasciende por momentos la historia del conjunto, hasta el punto de mostrarnos todo un espíritu y una manera de entender y hacer la música hoy perdidos.

Después de ver este trabajo, cabe preguntarse si composiciones tan maravillosas como Stroke it Noel o You And Your Sister hubiesen llegado a ver la luz alguna vez de haber sido las cosas de otro modo. Como contradiciendo al título de esa otra que le da nombre, hay un sentimiento de fatalidad presente en todos y cada uno de los momentos claves de la historia de Big Star, desde la quiebra del sello que debía catapultarles a la fama hasta la trágica muerte del co-fundador Chris Bell en un accidente de coche a la edad maldita de 27 años. Tampoco parece una casualidad que muchos de los protagonistas directos de este documento falleciesen durante su elaboración. Ciertamente, hay algo de efímero, triste y melancólico en el desenlace de esta biografía, pero esa reunión póstuma de amigos interpretando los mejores temas de la banda nos deja una sonrisa agridulce en el recuerdo. Nos queda una esperanza a la que aferrarnos. Los músicos mueren pero sus canciones permanecen para siempre.

Fernando Iradier.