Reseña by Dricius: Rusian Winter


John Forté fue nominado a un Grammy por su trabajo como productor y arreglista de The Fugees con sólo veintiún años de edad. Un jovencísimo genio de la música salido de una de las zonas más depauperadas de Nueva York, con el mundo y los principales talentos del Hip Hop norteamericano a sus pies. En 1996 publica su primer disco en solitario, pero el año 2000 es detenido en el aeropuerto de Newark, con el equivalente a 1,4 millones de dólares en cocaína líquida en su equipaje. Le condenan a un periodo mínimo de catorce años de prisión. A finales de 2008 su condena es conmutada, y nuestro protagonista abandona la cárcel. Este es el hombre que en febrero de 2011 se embarca en una gira de nueve semanas por Rusia, y diversos territorios de la antigua Unión Soviética, gira en la que se reunirá con una serie de artistas locales con los que actuará y compondrá nueva música. Todos los beneficios de dicha gira serán entregados a orfanatos locales y diversas organizaciones de caridad.

Esta gira rusa, es la que el documentalista sueco Petter Ringbom, nos muestra en The Russian Winter. Así, vamos viendo el periplo por las diferentes ciudades, el choque cultural, y las típicas peripecias a las que ya estamos familiarizados de un sinnúmero de documentales similares (retrasos, traslados, problemas logísticos y de salud, tensiones propias de la convivencia prolongada…), pero lo más enriquecedor del documental son los numerosos paréntesis (no solo musicales) que se abren en la narración, y que nos permiten conocer a ese hombre inteligente, y sobre todo tranquilo, que es John Forté.

En dichos paréntesis, y al hilo de la narración general, Ringbom va interpolando reflexiones de John Forté, acerca de su música, su vida, la labor de quienes creyeron en él y en su música durante su experiencia en prisión, y como dichas personas le ayudaron a reconciliarse con su voz, y a moldear la personalidad, y el estilo de su música. Son estas intervenciones del propio protagonista las que permiten contextualizar sus diferentes actuaciones musicales, que vemos a lo largo de la película.

Pero no conviene olvidar, el otro factor que convirtió esta gira en algo tan especial. Antes de partir hacia Rusia, John Forté se puso en contacto con una serie de artistas rusos con quienes deseaba colaborar. A lo largo de la película los encuentros se van sucediendo, y algo mucho más importante tiene lugar: se nos da la oportunidad de colarnos en los momentos en que Forté y sus diferentes colaboradores trabajan sobre las canciones, adaptándolas, transformándolas, abriendo ventanas por las que poder entrar en ellas, en palabras del propio John Forté a Alina Orlova en uno de los momentos más bellos de la película.

The Russian Winter, es una gran película que va mucho más allá de lo que podría haber sido mostrar a un “Joselito de Brooklyn” recorriendo escenarios y paisajes exóticos. Nos permite conocer al artista, y que él mismo nos relate su evolución artística y personal (estrechamente unidas en su caso), e incluso podremos ser testigos del trabajo de creación que Forté decidió acometer a lo largo de su periplo ruso. Y ese momento de creación en el que el artista trabaja sobre la obra, muy pocas veces se había mostrado hasta ahora.

Dricius.