Reseña by Dricius: Marglytta. A documentary based on Litoral.


Hasta ahora, había visto películas que documentaban una gira, el auge y caída de algún grupo, o cómo artistas que tuvieron su lugar en el sol, malviven aferrados a su perdida gloria… Pero nunca hasta ahora he visto un documental sobre un grupo de música cuyo objetivo primero y fundamental fuera dar envidia. En eso consiste “Marglytta. A Documentary based on Litoral”.

Iron Maiden tendrán su propio avión, Elton John cada día que pase tendrá más pelo, y Bono o Carlinhos Brown serán tan buena gente que algun día acabarán siendo princesas Disney… pero nunca hemos visto a ninguno de estos infelices ganduleando, cerveza en mano en un precioso día de playa; o improvisando actuaciones en las calles y mercados de coquetos pueblos de cualquier punta de Europa; o actuando ante la entregadísima audiencia de una guardería escandinava; o currándose una paellita. ¡Currándose una paella, señores!

Una de las grandezas innegables de Marglytta, y mérito de su director Sergi A. Minguell, es que sea una película total y absolutamente coherente con la música del grupo al que retrata. Marglytta es una película pequeña, sencilla, luminosa, y feliz. Coquetona. Corre el riesgo de caer en esa versión del “Flower Power” del nuevo milenio que los publicistas más pedorros nos venden como “Lo mediterráneo”, y sortea dicho riesgo con gracia y soltura. Una pocholada de película en la que conocemos a una serie de músicos cuya única ambición es pasar una tarde agradable disfrutando de su amistad, y convertir su música en un vehículo de la misma. Y viajar, no como una gira, o una mera serie de actuaciones, sino como modernos músicos de Bremen, que aprovechan el utilizar instrumentos acústicos para actuar en bares, plazas, o dónde más les pueda apetecer. Y así, vemos actuar a Litoral desde Cataluña, hasta Islandia, pasando por media Europa, buscando el enclave, la luz, y la ocasión ideal para arrancarse con alguna de las numerosas canciones que pueden disfrutarse a lo largo de la película. Y así, poco a poco, no sólo conocemos al grupo, y a su música (detalle importantísimo en un documental que aspire a algo más que a ser un producto para el consumo de los fans), sino que conocemos la filosofía que impregna su personal, alegre, y luminoso estilo de música folk.

Marglytta, es una película feliz, que aspira no sólo a dar envidia (mucha), sino a transmitir un poquito de esa alegría que impregna la música de Litoral. Sólo por esa osadía (ya seas emo, indie, heavy, o popero, a día de hoy lo fundamental para ser tomado en serio como artista es sufrir) ya merece la pena. Si a todo esto le añadimos que formalmente la película sea impecable, en su jugueteo con la luz, y en saber quedarse en un segundo plano, sin querer su director asumir un protagonismo que no le corresponde ante la música, y que se recogen un par de momentos verdaderamente gloriosos (el “estallido” de mal rollo es propio de una película de Wes Anderson), la conclusión es que nos encontramos no sólo ante una de las grandes sorpresas de esta edición del Dock Of The Bay, sino ante una de las mejores películas que podremos ver en él.

Dricius.