Reseña by Fernando Iradier: Marglytta. A Music Documentary Based on Litoral.


En un panorama musical como el actual, abanderado por hipsters de ocasión -que cada cual busque culpables donde le plazca-, la existencia de una banda como la que protagoniza este documental roza el surrealismo. En efecto, los miembros de Litoral -entre ellos hay gente de La Habitación Roja y Tachenko- representan una manera de entender la música propia de épocas pasadas, la de tocar por el mero placer del sentimiento. Esto se traduce en unas canciones frescas y espontáneas, de domingos en bicicleta, macarronada en el jardín y ukelele en las escaleras de casa. Aunque los integrantes de Litoral ya no son unos crios, se empeñan en vivir su música como quien la descubre por primera vez, una filosofía de vida regida por la pasión y la búsqueda de la felicidad, con sus imperfecciones necesarias, sus desencuentros y sus pequeños triunfos. Puede sonar a tópico de libro de autoayuda pero lo cierto es que la historia de Marglytta rebosa autenticidad por los cuatro costados.

Desde Islandia hasta París, Sergi A. Minguell ha seguido al conjunto en sus viajes por Europa, un periplo de melodías folk en catalán interpretadas en los lugares más variopintos que cristaliza en este modesto documental con una preciosa fotografía que por momentos parece rodado con Instagram. Cámara en mano, el director consigue algo tan difícil como inaudito: hacer apología del buenrollismo sin molestar a nadie. Algo así como si Facto Delafé y Las Flores Azules se fueran de campamento de verano. Probablemente Litoral no arrasará en Benicàssim, ni será portada de la Vice o pondrá música al próximo anuncio veraniego de Estrella Damm. Ni falta que hace. Estos músicos saben transmitir como nadie el espíritu de participación y fiesta íntima que persiguen. En algunos momentos de la película a uno le entran ganas de ponerse a cantar, dar palmas o aporrear cualquier objeto que tenga a mano. Lo dicen ellos mismos: Todo el mundo es bienvenido, siempre que sea Litoral y no un -con perdón- hijo de puta.

Fernando Iradier.